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martes, 23 de marzo de 2010

Hizo falta hoguera para apagar tanto fuego

Las opresiones van cambiando de forma y materializándose de distintas maneras en nuestros cuerpos, dependiendo de la época y el lugar en que habitamos... pero ahí están, latentes, incómodas, violentadoras. En tiempos de democracia, desde la política oficial, se nos ofrecen siempre modos de participación que pretenden ablandar y blanquear los descontentos... la Integración y la Tolerancia son lobos disfrazados de cordero, hogueras de estos tiempos que intentan detener las variadas formas de resistencias, que no son sólo activismos por las contingencias, sino construcciones de formas de vivir, de sentir, de experienciar el cuerpo, lxs cuerpos.

Ahora que va terminando un periodo en que la democracia chilena nos ha mostrado una presidencia en cuerpo de mujer, podemos decir por experiencia, que la destrucción de un sistema de opresión -como el patriarcado o el neoliberalismo- no significa Paridad de Género, ni mujeres en puestos de poder, ni falsa Igualdad de Oportunidades.

En Latinoamérica se vienen gestando distintas maneras de hacer política, unas mas clásicas, otras mas disidentes de la oficialidad.. Es interesante ir conociendo la manera en que algunxs colectivxs van experienciando la resistencia a la opresión, sus maneras, sus matices según el contexto macro y micro político en que se vive.. Por eso quiero compartir una experiencia que se está realizando en Bolivia, sobre la cual pudimos ahondar en un Taller de Feminismo Comunitario realizado el pasado 06 de febrero, en el Parque El Litre de Valparaíso.

Para la realización de este taller, recibimos la visita de dos mujeres, que vinieron desde Bolivia a compartir y difundir su experiencia en relación al trabajo comunitario y feminista: Julieta Paredes, una compa aymara de la Comunidad de Mujeres Creando comunidad y Victoria Aldunate, una chilena feminista autónoma. Aquí contaré un poco de qué se trató este encuentro y los temas abordados en el taller...

A través de su planteamiento y acción política comunitaria y feminista, comenzamos por ahondar sobre un concepto-categoría clave para el feminismo: el género, ya que al ser un concepto tan manoseado por el neoliberalismo y el patriarcado, ha ido perdiendo su sentido de denuncia y se ha intentado negar su carácter revolucionario, por ejemplo, al ser abordado “el tema género” como una unidad meramente descriptiva de roles culturales según sexo, o conceptos que se han masificado como “paridad/equidad de género”. Para explicar la fuerza revolucionaria del género como categoría de denuncia, Julieta y Victoria junto a las feministas comunitarias con las que conviven, hacen una reflexión acerca de las categorías clase y raza (o etnia). En aquellas categorías podemos ver que jamás podríamos hablar de una equidad de clase o equidad de raza, o Igualdad de Oportunidades entre clases o razas, puesto que sabemos que estas categorías de por sí han nacido en una relación de poder, injusticia, atropello y opresión, Victoria Aldunate así lo expresa en la introducción de Hilando Fino (libro escrito por Julieta Paredes),“los marxistas jamás han habla de igualdad de oportunidades entre ricos y pobres, ni los indigenistas de igualdad de oportunidades entre colonizados y colonizadores... ¿Porqué entonces ambos movimientos masculinos nos hablan desde sus puestos políticos de igualdad de oportunidades entre géneros?...”

Una ruptura epistemológica con el feminismo occidental

Otra hebra importante en el entretejido que plantean estas feministas comunitarias, es una ruptura epistemológica con el feminismo occidental, ya que éste surge desde las mujeres burguesas para la consecución de derechos que en su sociedad los hombres tenían y ellas no, como derecho a la propiedad privada, a voto, etc. Si bien dicen no desmerecer, lo que las feministas occidentales hayan hecho o hagan en sus sociedades, les parece dentro del feminismo, aquellas realidades se imponen e invisibilizan otras luchas. Para estas feministas comunitarias de Bolivia el feminismo es “la lucha y la propuesta política de la vida de cualquier mujer en cualquier lugar del mundo, en cualquier etapa de la historia que se haya rebelado ante el patriarcado que la oprime”(1), por esto comprenden al feminismo no sólo desde la consecución de derechos civiles, sino como propuesta y acción de transformación en la cosmovisión, en la cultura, que es patriarcal. En este sentido, sitúan su vida feminista desde la comunidad y en la comunidad, puesto que es desde allí donde debe generarse aquella transformación. La comunidad se entiende como “otra manera de entender y organizar la sociedad y vivir la vida”, como “una propuesta alternativa a la sociedad individualista”, por esto al hablar de comunidad, se refieren a todo tipo de agrupaciones comunitarias, ya sean rurales, urbanas, religiosas, de afecto, barriales, territoriales, generacionales, etc.

En su contexto la comunidad es fundamentalmente indígena, por lo que les es necesario plantear un cuestionamiento a la cosmovisión en la que han sido criadas, puesto que Hombre y Mujer componen la comunidad, a cada uno es la mitad de un todo, es decir la mujer “aparece” como complemento del hombre, y el hombre complemento de la mujer. Sin embargo a pesar de estar presente hombre y mujer, ella es situada en una relación de poder bajo él. Lo ejemplifican de la siguiente manera:

Lo que ellas pretenden es dar un giro a esta cosmovisión y situar hombre y mujer, en una relación horizontal, como un complemento dentro de la comunidad, que no signifique una complementariedad heterosexual, sino una forma de relación en que puedan ir a la par en las luchas de la comunidad, lo que ellas llaman ser un “par representativo”... así, su cosmovisión sería entendida de esta forma:



Proponen campos de acción de acción y lucha para fortalecer las organizaciones de mujeres, con categorías que superen la visión neoliberal y sus categorías reduccionistas y alejadas de la realidad múltiple de las mujeres. Construyeron un marco conceptual de trabajo comunitario, que comprende y articula conceptos y categorías, que deben ir trabajándose juntas, que son Cuerpo, Espacio, Tiempo, Movimiento, Memoria; estos campos de acción y lucha política “nos permitirán transformar las condiciones materiales de la subordinación y explotación de las mujeres en nuestras comunidades y sociedades”.

Este es un resumen de la propuesta del feminismo comunitario desde Bolivia.. No es planteado aquí como una receta, sino como una experiencia de trabajo comunitario que se está llevando a cabo día a día y que tuvimos la enriquecedora oportunidad de conocer.

Si quieres saber más de esta propuesta, contactarte con mujeres creando comunidad o adquirir el libro Hilando Fino de Julieta Paredes, puedes escribirnos a gatasenfuga@gmail.com

Citas:

(1) Paredes Julieta, Hilando Fino. Desde el feminismo comunitario, La Paz Bolivia, 2010, p.26

(2) Ibíd., p. 36


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